Del 19 de febrero al 22 de mayo, Fabra i Coats: Centro de Arte Contemporáneo de Barcelona acoge Periferia de la noche, la primera gran exposición en España del artista y cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul, una colaboración con el Institut d’Art Contemporain Villeurbanne/Rhône-Alpes (IAC) que Joana Hurtado, directora del centro y comisaria de la exposición, trae a Barcelona para abrir una temporada llena de cine y seguir cuestionando los límites de la institución artística.
A través de 25 obras, ya sean filmes, pequeños vídeos, environments y fotografías, que ocupan tres plantas del Centro de Arte (un total de 1200 metros cuadrados), Weerasethakul presenta un proyecto inmersivo en el que animales y humanos, vivos y muertos, cohabitan en universos intersticiales medio dormidos. Así es como el artista despliega su concepción expandida del cine, puesto que para él la imagen en movimiento es una extensión de nuestra alma, una interfaz que filtra los procesos visibles e invisibles que nos animan.
Su obra, más ambiental que narrativa, destaca por crear atmósferas hipnotizadoras de gran potencia poética, pero también por su carga subversiva, ya que hace referencia al contexto político y cultural tailandés, denunciando la represión gubernamental y reivindicando recuperar el diálogo con lo no humano.
Entre la noche y el día, la víspera y el sueño, la vida y la muerte
Desde el año 2000, la filmografía de Apichatpong Weerasethakul (siete largometrajes y una cincuentena de cortos) corre en paralelo a sus instalaciones, donde reaparecen muchos de los lugares, temas y actores de sus películas, pero donde las pantallas contaminan y se dejan contaminar por el espacio y el público. Se trata de una faceta del cineasta aún desconocida en nuestro país, que los amantes de su cine van a descubrir con entusiasmo.
Toda su obra se sitúa en los espacios de tránsito entre el día y la noche, la víspera y el sueño, la vida y la muerte. Fruto de las creencias animistas que alimentan la cultura popular de la zona donde creció (Isan, el noreste de Tailandia), pero también para recordar y reivindicar a los desaparecidos durante la represión anticomunista (entre 1960 y 1980) que el gobierno tailandés continúa silenciando. Quizás por eso, cuando recogió la Palma de Oro, también agradeció el premio a espíritus y fantasmas.
En este sentido, la entrada a la exposición es una declaración de intenciones: Haiku (2009) es uno de los 7 vídeos que forman parte de Primitive Project, una de sus instalaciones más importantes, filmada en una zona especialmente golpeada por la violencia del pasado. Weerasethakul pasó meses con los descendientes de los rebeldes desaparecidos, un grupo de adolescentes con los que creó performances y vídeos para desenterrar el recuerdo traumático de una época en la que incluso el color rojo estaba prohibido. Otra pieza impactante, acompañada por otros fantasmas es The Palace (2007). Son pequeñas proyecciones que se refieren a perros abandonados que el artista asocia con espíritus. En esta misma planta encontramos dos pantallas enfrentadas que representan las dos grandes vertientes de su obra: la actualidad espontánea de Ashe (2012) y la poética plástica de Sakda (Rousseau) (2012).
En la Planta 1 hay otro de los vídeos de Primitive Project, Phantoms of Nabua (2009), donde la actitud de un grupo de adolescentes convive con los rayos y las llamas de una pelota de fuego. Esta obra comparte espacio con Blue (2018), donde a través de un impactante juego de reflejos vemos cómo se quema la cama de una mujer que sufre insomnio. Fuera de este espacio recogido, la luz de una película holográfica, creada para la ocasión, inunda la sala con la proyección de Fiction (2018) y Fireworks (Archives) (2014), que muestran aquello que los humanos nunca podrán captar y que constituye la base del cine: las intermitencias de la luz y el mecanismo incesante del paso del tiempo.
En la Planta 2 se exponen 11 de sus Video Diaries (2001-2020), fragmentos de su vida personal y profesional que, como un diario artístico, son el laboratorio y la inspiración para sus obras. Las imágenes de Father (2001), por ejemplo, donde graba a su padre en una sesión de diálisis, aparecen en una escena importante de su largometraje ‘Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives’ (2010), Palma de Oro en Cannes. Esta familiaridad cotidiana se encuentra también en la proyección doble de Durmiente (2021) y async – first light (2017), así como en la triple Teem (2007), que hacen referencia a su “idea política del sueño”: un espacio donde poder soñar juntos. La exposición termina con dos fotografías, Power Boy (Villeurbanne) (2021) y Memoria, Nuqui (2017), que cierran el círculo recordando las luces caleidoscópicas y el doloroso rojo de la Planta Baja.
‘PERIFERIA DE LA NOCHE’ + PROGRAMACIÓN 2022
Imagen: Apichatpong Weerasethakul, Power Boy, 2021 © Kick the Machine